ESCRITURA AUTOBIOGRÁFICA (Segunda parte)
Cuando mis hermanos y yo éramos chicos, tendríamos 1o años, queríamos tener una hamaca. Mi hermano mayor, Gerardo, el que trabaja y tiene plata, decidió comprar una para satisfacer la necesidad grandisíma que teníamos.
Por eso, la usaba pura y exclusivamente él, nadie más podía tocar 'su hamaca'. Era tanto el egoismo que cuando se cansaba de estar sentado en la hamaca, la ataba con sogas y cadenas de tal forma que no se podía mover.
Una noche, estaba la hamaca, atada como de costumbre, Gerardo fué a despedirse de 'su' hamaca y se aseguró que estuviera todo como lo había dejado.
Esa misma noche empezó a llover muy fuerte y fuimos a la cama temprano. No nos dimos cuenta del viento que se había levantado.
La tormenta y el viento pasaron, la mañana llegó. Desayunamos en la cama y luego salimos al patio.
Lo que vimos nos impresionó, quedamos boquiabiertos y fregándonos los ojos.
La hamaca estaba desatada y moviéndose sin parar. Lo extraño era que no había viento para que se moviese. Dario, el menor, se acrecó y paró la hamaca. la soltó y continuo moviéndose.
Comenzamos a gritar como unos locos y a correr hacia adentro a contarle lo que habia ocurrido a nuestros padres. Ellos también intentaron parar la hamaca pero continuaba moviéndose.
Llamaron alarmados a la policía y a la iglesia del barrio. Seguidamente llegaron y los reporteros de TV no tardaron.
¡Se armó un lío en el patio de casa! Gente por todos lados tomando fotografías, mirando cada rincón y haciéndonos miles de preguntas. Hasta que por fin todos se fueron y lo único que quedó fue la hamaca moviéndose, desorden y suciedad en la casa.
Paso un tiempito (no más de dos semanas) cuando nos llegó una importante suma de dinero de parte del gobierno. Era una compensación de parte del gobierno por tener en nuestro patio, divirtiéndose en nuestra hamaca, a Mercedes, ¡la hija de Domingo Faustino Sarmiento!
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